Un día, estuve aguantando en un cumpleaños del cole de mi hija, durante más de una hora y media a un padre impertinente que no dejó de hablarme de lo listo que era su hijo y de lo bien que lo hacía todo. Entre la mala leche que me entró de escuchar a este individuo y el griterío ensordecedor del parque de bolas, llegué a casa con un insoportable dolor de cabeza que hizo, que me quedara dormido de manera fulminante en el sofá.
En mis sueños volví de nuevo al parque de las bolas, y por desgracia, el padre coñazo seguía dándome lecciones. De repente, todo el mundo empezó gritar, y del interior del parque de bolas emergió Freddy Krueger con cara de pocos amigos. Los niños huyeron despavoridos mientras Freddy hacía trizas con sus cuchillas el castillo hinchable y al terminar fijó su terrorífica mirada en nuestra dirección. El padre cansino, ausente a lo que estaba sucediendo, hablaba sin parar, y yo me encontraba inmovilizado, no podía huir ni tampoco dejar de contemplar la escena. Al llegar a nuestra altura, Krueger separó los dedos mostrándonos sus afiladas cuchillas y sin decir ni una palabra atravesó al papá brasas con un violento movimiento. Justo en ese momento mi pareja me despertó asustada y me preguntó:
_¿Con qué soñabas, estás bien? ¡Estabas poniendo una horrible sonrisa de malvado!
A lo que yo respondí somnoliento:
_ Nada cariño, con el parque Krueger, soñaba con el parque Krueger.
Extracto del libro: “Guía urgente para el padre primerizo”.
Editorial Larousse. Texto y dibujos originales de Rafa Esteve. Todos los derechos reservados.
- 197 páginas y 32 ilustraciones.
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