Ser padre es una de las cosas más maravillosas del mundo. Es una sensación única, algo totalmente nuevo, una experiencia que recordarás toda tu vida, da mucho gustirrinín, eso sí, luego tienes que esperar 9 meses para que nazca el bebé.
El hombre no está preparado para ser padre, nunca. Es lo más difícil que he hecho en mi vida. De repente un día te encuentras con un mono pequeño en tus brazos y una enfermera te dice que es tuyo. ¿Mío? ¿Pero si el niño tiene pelo? A partir de ahí todo es complicadísimo. Ya no hay marcha atrás, no se puede devolver porque viene sin ticket regalo, es para siempre. Te lo dan a cambio de tu libertad pero eso nadie te lo va a decir, es un secreto que tenemos los padres. Cuando alguien nos dice que va a ser padre, le damos la enhorabuena, pero por dentro nos estamos descojonando, somos así de cabrones.
Sales del hospital con una boca más que alimentar y con tu mujer malherida, sobrevivirá pero tu mujer ya no es tu mujer, es la madre de tu hijo. Se ha transformado. Tu vida de pareja se ha acabado, espero que lo hayas pasado bien antes porque el único que ahora va a ver de cerca los pechos de tu mujer es tu hijo.
Si eres de los que les gusta no dormir, enhorabuena porque es lo que vas a hacer los dos o tres primeros años. Te transformas de hombre a zombi. Sólo en Halloween pasarás desapercibido por la calle.
Dicen que los niños vienen con un pan bajo el brazo, yo preferiría que vinieran con un libro de instrucciones porque una vez llegas a casa… ¿Ahora qué? ¿Cómo va esto de ser padre? ¿Qué hago? ¿Lo miro? ¿Lo riego? No sabes cómo va. Si te guías por lo que has visto en el cine no deberías mojarlo, ni acercarlo a la luz ni darle de comer después de las doce. No sabes qué hacer. Y el chaval tampoco ayuda, le preguntas y no responde… ¡Qué falta de educación! ¡Qué soy tu padre! Nada, no suelta prenda. Los recién nacidos saben hablar pero son vagos… ¿para qué van a hablar si llorando lo consiguen todo?
Cuando un niño llora nunca sabrás por qué: peditos, hambre, frío, sueño, cólicos, calor, mocos, pis, gasecitos, cansancio… no hay un botón de “off”. Las únicas que saben que les pasa son las abuelas. Son expertas y te miran como diciendo…”anda déjamelo a mí que no sabes”. Lo cogen y se calla. Y ellas te hacen esa miradita de “ay, cuánto te queda por aprender, principiante”.
Todo el mundo te dará consejos, todos saben lo que hay que hacer menos tú. Eres principiante y van a por ti. Vas a pagar el pato, bueno el pato y todo lo demás. Más te vale ser atracador de bancos para poder mantener a la familia. Tu nómina ya no va a tu nombre, va directamente a la fábrica de pañales. Por no hablar de las cremitas… ¿Cuántos potingues necesita un bebé para estar guapo? ¡Que va a ir al parque, no a Pachá!
Como ves, querido padre primerizo se te avecina un tsunami que no podrás controlar. Eso sí, disfrútalo porque es tuyo, te lo has ganado. Sólo te deseo una cosa… que no sean gemelos!!!
Jandro, el “calvo” de “El hormiguero”
Feliz padre de dos hijos
0 comentarios